Los medios de comunicación dedican su atención al tratamiento de la Ley de medios audiovisuales. Los senadores van a debatir el proyecto la próxima semana. Un proyecto que no estuvo presente en la campaña de ninguno de los candidatos en las últimas elecciones legislativas. Sin embargo la gran mayoría de los diputados electos utilizó como piedra angular de la campaña el ingreso universal ciudadano a la niñez.
Resulta triste que este tema tan trascendental no haya podido sumarse a la agenda del gobierno. Es una prueba más de que el discurso progresista del oficialismo solo son palabras huecas.
"Lo urgente le quita tiempo a lo importante" decía el autor de "Los Miserables". Seguramente discutir una nueva ley de medios audiovisuales es importante pero hay cuestiones como disminuir la probreza y erradicar el hambre que resultan a todas luces prioritarias.
El proyecto original de ingreso universal a la niñez redactado por Elisa Carrió y Elisa Carca se encuentra en el Congreso desde el año 1997. ¿Hasta cuándo se va a demorar el tratamiento de esta ley?
No es casual que se cajonee puesto que responde a los mezquinos intereses de aquellos que pretenden utilizar a los pobres de rehenes y comprar sus votos bajo apercibimiento de quitarles los planes sociales.
Justamente el ingreso universal ciudadano a la niñez viene a romper con el clientelismo político al proponer que absolutamente todos los niños menores a 18 años reciban $200 mensuales sin importar la clase social a la que pertenecen. De esta manera se eliminaría el discrecionalismo de los punteros políticos que otorgan planes sociales en los barrios más carenciados.
El Gobierno, que invierte 600 millones de pesos en el negociado con la A.F.A. por la trasmisión del "Fútbol para todos" afirma que no son suficientes los recursos para garantizar que los niños argentinos puedan vencer la desnutrición y mortalidad. Dicha falacia fue refutada por diversos economistas al explicar que eliminando las exenciones al impuesto a las ganancias se pueden reunir $6.700 millones por año para ser destinados al ingreso universal.
Es decir gravando la renta financiera, el juego, recaudando mediante el impuesto a la herencia y eliminando el absurdo privilegio de los Jueces de no tributar ganancias (sobre este último punto me remito al artículo "Todos somos iguales ante la ley excepto los jueces" publicado en 25 de marzo de 2008) podría combatirse el delito del hambre en Argentina.
Corina Rodriguez, investigadora del CONICET, explicó en la charla debate celebrada en 3 de septiembre del corriente en la Universidad de Derecho U.B.A. que el ingreso universal a la niñez representa el derecho a existir. Es decir solo el hecho de nacer implica que un niño reciba el ingreso, eliminando todo tipo de transferencias condicionadas (plan jefes y jefas, trabajar, etc).
Los planes sociales actuales exigen como contraprestación que el beneficiario se encuentre desempleado. En atención a ello se desincentiva la cultura del esfuerzo debido a que si obtiene empleo el beneficiario deja de percibir el plan social.
En sentido contrario el Ingreso Universal Ciudadano a la Niñez exige como contraprestación que los padres de los menores presenten el certificado de escolaridad y de salud. De esta manera se asegura que los niños sean atendidos por sus progenitores a efectos de observar sus derechos básicos.
Indubitablemente el hambre es un crimen. Puede evitarse. Solo falta voluntad política.
Resulta una cuestión fundamental en una sociedad que ha alcanzado penosos niveles de pobreza e indigencia y es hora de que nosotros como ciudadanos dejemos de guardar silencio cómplice y reclamemos a fin que el cumplimiento de los derechos humanos no se convierta en una mera expresión de deseos.
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